
Cuando terminé de argumentarme hacía rato que se había dejado de oír el sonido del teclado, y mi abogado me observaba con desconcierto.
“¿Es que has olvidado el motivo de este litigio?”- me preguntó.
Entonces el juez me releyó con poco agrado la denuncia por intento de asesinato interpuesta por mi marido, que sorprendido me miraba desde el otro banco.
"Dicen que este invierno va a ser seco”, apunté serena con la vista en el jurado. Tenía que seguir intentándolo.