
En la primera sala una enjunta mujer teñida de rojo sostenía una rata por la cola y se la acercaba repulsivamente a la boca, entonces de la de mi primo salió un ruido que bien podría haber sido una tos o una arcada;
-"que azco quillo, vamonó de aquí".
Al otro lado estaba el pirado del coche que hablaba, demasiado fantástico, y dos puertas más allá, un grupo de energúmenos en semicírculo discutían a gritos sobre algo que nosotros, ni ellos, entendíamos. Aquella tarde nada nos gustaba.
"Vamono tío, ezto eh un tramojo"- y yo le hice caso a mi primo, que para eso es mayor que yo.
-"que azco quillo, vamonó de aquí".
Al otro lado estaba el pirado del coche que hablaba, demasiado fantástico, y dos puertas más allá, un grupo de energúmenos en semicírculo discutían a gritos sobre algo que nosotros, ni ellos, entendíamos. Aquella tarde nada nos gustaba.
"Vamono tío, ezto eh un tramojo"- y yo le hice caso a mi primo, que para eso es mayor que yo.
Nos colocamos frente de la cristalera por dónde habíamos entrado, y con medio paso atrás conseguimos el impulso para saltar sobre el sofá de la salita antes de que llegara mamá con la merienda, ella odia que nos metamos en la tele.