
El abuelo Francisco encontró una carta de amor debajo de su colchón. La descubrió aplastada sobre los hierros rancios del viejo somier cuando buscaba un calcetín con ardor de independencia. La bajó a la cocina entre turbado y mohíno y nos la enseñó con el ánimo de encontrar una respuesta niña que le aliviara el lastre de sus celos. El sobre estaba ajado, ambarino por sus bordes y en el centro, con una caligrafía cervantina cuatro palabras, "A mi gavina triste". Dentro, dirigidos por un "Cádiz, Veinte de Septiembre de Mil novecientos treinta y ocho" habitaban veintitrés promesas de amor infinito, tres deseos febriles y una plegaria, "por favor, nunca me olvides". En el pie, "con todo mi amor, Francisco López" y una rúbrica, que aunque lozana y viril y ahora como escrita en papel sobre esponja, reconocimos como la firma del abuelo.
La abuela no dijo nada, hastiada como estaba ya del desgaste del recuerdo, se quedó de espaldas, enredando entre cacharros de cocina y del humo que afloraba de las ollas hizo una cortina para que no viésemos llorar a la gavina triste.
28 comentarios:
Hermoso recuedo, aun furtivo, el que nos muestra en su entrada de hoy; hermoso recuerdo que a buen seguro alimentó años de recuerdos en los que penó su falta.
Le dejo mi beso peregrino de buenas noches.
Los recuerdos... siempre se presentan.
Te dejo mi abrazo
Y mis saludos fraternos de siempre..
Que sería de la literatura sin el recurso vital de los recuerdos.
Precioso escrito. Como siempre, tu pluma o, apunta a las conciencias o, lo hace al corazón.
Salud y... nos vemos en las letras.
Es de los textos más bonitos y conmovedores que he leido. Me encantan los recuerdos de los abuelos,...¿porqué será?.
José María
...Y que serían de los recuerdos si no se encontrasen cartas de amor o abuelos que conserven su memoria histórica?
Precioso microrrelato, me trae muchos momentos a la mente, que no quiero olvidar.
Mil gracias, besos!
Muy cerca de donde vives hay cartas de esas, hombres y mujeres que guardan en su memoria de muelles, colchones de amores y sentimientos.
Mueves, remueves y requeterremueves....
saludos
A mí no me ha dado tiempo de crear esa cortina de humo que cubra mis lágrimas (menos mal que estoy solo).
Conmovedor y brillante, una vez más.
Hay cartas escritas que nos hacen recordar lo que en un determinado momento fue nuestra vida, nuestro mundo,nuestra mayor ilusión, pero que el tiempo o el dolor las sepultó. Un abrazo
Hola Carmen:
Gracias por este precioso bocadito de dulzura triste. Es para mí también una de las cosas más bonitas que he leído en mi vida.
Besos,
Loli.
Qué bien escribes, jamía.
Besitos.
Precioso, Carmen.
Has pintado un cuadro de esos que me gustan por su calidez y sus sombras.
No sé si hacemos bien en ser tan sinceros, pues se me antoja algo melancólica tu tendencia.
En fin, cada uno llevamos lo nuestro.
Muy bonito, de verdad.
Eso es lo que yo llamo tener celos hasta de sí mismo, y sin embargo, probablmente había olvidado todas sus promesas y el resto también.
Una lástima.
Besos
Narci
una historia que puede ser común se convierte en tus manos en una historia inusual, llena de sentimientos y sensibilidad. Un beso
Una hermosa historia. Un placer leerte.
Me has hecho recordar las cartas que mi mujer y yo nos escribíamos de novios aunque nos veíamos a diario, a diario también nos escribíamos cosas que de palabra es más difícil de expresar, me las as recordado tanto que voy a buscarlas. las conservamos todas
Los sentimientos que son para siempre se recuerdan con lágrimas. Me ha encantado este relato. Un gran beso.
Me costó entender tu historia, tan bien elaborada. Genial.
Siempre me llamaron la atención los abuelos (entendido de las dos maneras posibles) y sus recuerdos.
A ver si te sobra un poquito de inspiración, que ando tieso... ¿Algún consejo para que aflore? Cuando se atrinchera... no hay forma de sacarla.
Besos y feliz fin de semana.
ostras carmen, no me había dado cuenta al escribirlo, pero ahora que lo has mencionado sí que parece que me ha inspirado mucho el realto que leimos de cortázar, hasta lo he buscao para releerlo, continuidad de los parques se llamaba. Gracias!
Es por eso que pienso a veces que es mejor dejar esrito todo aquello que sentimos, aunque no estemos presente no estamos ausentes.
abrazos y me alegro encontrarte
Las palabras se las lleva el viento, aunque se escriban... si no se cuidan, se olvidan... si no se miman... hacen sufrir. Revalidar siempre. Realmente, ¡hay tantos así! un abrazo Carmen, sensibilidad a tope!.
Hermoso, pero triste.... Encantador al fin y al cabo...
Saludos y un abrazo enorme.
Historias de grandes amores. Bello tu relato. Un abrazo.
qué bonitooooooooooo
tus micros siguen tan en forma como siempre!
un beso
Tu relato me ha conmovido. Describiste un cuadro de emociones entre sentimientos "claroscuros"... ¡Enhorabuena!
Saludos.
una historia bien contada que nos traslada a una juventud lejana, ajada por el tiempo como nos muestra con la carta amarillenta.
Me gusta mucho la forma de contar que tienes. Un placer haberte encontrado!!!
saludos desde AndaluCái....
Es fantástico el relato compañera, empapado de nostalgia, de hermosura, de belleza, de sentimientos puros y sinceros... en definitiva, de AMOR.
Gracias por regalarnos este texto.
Un abrazo compañera.
www.utopiaroja.blogspot.com
Conmovedor,desde luego, este texto, emociona mucho.
Me gusto leerte, que sería de nostros si no podiamos escribir, me hace recordar las memorias de muchas guerras...
Más que pensar que las personas con esa enfermedad son como si hubieran muerto...habría que recapitular y verlas como si, cada día, nacieran una y otra vez. Los perjuicios, al fin y al cabo, solo los tenemos quienes albergamos esos recuerdos. Precioso, Carmen, te echamos de menos en el taller, a ver cuándo te puedes escaquear un diíta, jijiji.
Ra
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