domingo, 20 de junio de 2010

Benditas cabezaítas

La "cabezaíta" es el estado de placer momentáneo más natural e inofensivo que conozco (bueno, se conocen otros pero hoy es el momento de la cabezaíta).

Empiezan las piernas a hacerse pesadas, se destensan los músculos, se caen los brazos, los ruidos se hacen lejanos, murmullos si acaso. El bienestar se va instalando poco a poco en todos los huecos, se cae el cuello, se van hilvanando los párpados, se cosen dos milésimas después...y en cuestión de segundos nos aborda un sueño placentero que nos pasea por el paraíso entre flores aromáticas de mil colores techadas por un cielo azul princesa, sin importarnos donde estemos, quien nos mire, o si nos roban las baratijas que estamos vendiendo.
Pasado un minuto, ni más ni menos, algo que no sabemos nos despierta con violencia y se descosen los párpados, se levanta el cuello, nos inunda el desasosiego de habernos dormido, los ruidos se hacen cercanos, molestos, se tensan los músculos. Y es entonces cuando miramos a todos lados importándonos ahora quien nos mira y quien nos habrá mirado, y consultamos el reloj, y nos preguntamos ansiosos si nos habrán robado alguna baratija.