viernes, 25 de diciembre de 2009

Juegos dementes

-Esta vez no erraré el tiro.
-Eso espero, no tenemos mucho tiempo, le dije.
-Ya lo sé idiota, no necesito que me lo recuerdes.

Le odiaba, aborrecía su forma de tratarme, y me odiaba a mí por haberlo seguido siempre como la rata inmunda seguía a un fracasado flautista de Hamelín. Era en aquellos momentos cuando intentaba encontrar de entre mis horas, el minuto en qué decidí dejarlo todo por aquel monstruo y adentrarme en la espiral de este juego demente, pero ese minuto nunca aparecía, por mucho que hurgara entre las telarañas de mis recuerdos.

Volvió a apoyar media cara sobre la culata y cerró el ojo de la otra media. Con el último eco del disparo se oyeron gritos y revoloteo de palomas, sin duda esta vez lo había conseguido.

-Bingo!, un hijo de puta menos.

Se acercó eufórico para darme un beso, pero yo aparté mi cara por encubrir la lágrima que se me desbandó al tachar de la lista el nombre número doce.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Búsquedas incorrectas


-“Busco a un hombre que no tenga pelos en los dedos, que no llore y por supuesto, que no mueva el bigote al hablar”.
En los cinco años que llevaba como encargada de la agencia matrimonial había oído todo tipo de inclinaciones y preferencias, pero poquitas superaban las excentridades de aquella mujer. Revolví los expedientes aún sabiendo que no encontraría ninguno con aquellas características, solo por el hecho de retenerla unos minutos más y seguir disfrutando del aleteo nervioso de sus manos de satén. Poco más tarde le confirmé el resultado nulo de la búsqueda.

Toda una noche pensando en ella me dio para marcar su número a la mañana siguiente: “Señora, tenemos alguien de su interés”. Lo tenía todo controlado, incluso había logrado inmovilizar el labio superior al hablar, ahora sólo me quedaba convencerla de que buscaba una mujer.

jueves, 3 de diciembre de 2009

¿Cuántos añitos cumple mi niño?


Hoy entiendo más que nunca a las madres, padres, abuelos y tíos que rogando en silencio que su pequeña criatura se aventure al dificultoso gesto de levantar el dedo índice, les pregunta...¿Cuántos añitos cumple mi niño?.

Entonces se hace el silencio, todas las miradas se posan intermitentemente sobre las manos y la cara del niño. El progenitor siente que se queda sin pulso durante los segundos en los que el protagonista decide cuántos dedos y cuales son los que tiene que levantar....y al fin se produce el milagro, como por arte de magia, se alza un minúsculo dedo como señal inequívoca del primer aniversario.

Y digo que entiendo el orgullo, porque mi blog, que también es vuestro, cumple un año, y porque no tiene manos que si no...¿cuántos añitos cumple mi niño??

Gracias a ti, a ti, a ti, a ti también, a ti que me sigues, a ti que me animas, a ti me que criticas, a ti que me lees, a ti que no...Gracias.