miércoles, 25 de febrero de 2009

Otro volver a empezar

En la puerta había una gorra negra. -“¡¡¿Qué hace esto aquí?!!”, bramó con el tono de desprecio al que me tenía acostumbrada y yo, que no podía desvelar su origen, me encogí de hombros simulando una total ignorancia. De un manotazo insultante la tiro al suelo, sobre la mugre de meses sin barrido y abrió la puerta de nuestra casa, su refugio y mi celda. Aquel volver a empezar era distinto, yo ya no creía sus promesas, él ya ni siquiera prometía, ahora yo no tenía miedo; "Cuando veas mi gorra en tu puerta prepara las maletas, esa noche vendré a por ti". Repetí en silencio una a una sus palabras y sonreí.

martes, 24 de febrero de 2009

Lo Peor del Amor

De genios tiene que ser esto de describir un desamor con tanta realidad y sin mencionar ni una sola vez cualquier palabra de la familia de los sentimientos. Como si el desamor realmente lo sufrieran los testigos mudos de lo que fue el amor, como si lo verdaderamente importante fueran las secuelas que quedaron en el exterior. Otra perspectiva del amor acabado por Joaquin Sabina, el genio ubetense, el sempiterno irreconocido.


LO PEOR DEL AMOR

Lo peor del amor cuando termina
son las habitaciones ventiladas,
el puré de reproches con sardinas,
las golondrinas muertas en la almohada.

Lo malo del después son los despojos
que embalsaman el humo de los sueños,
los teléfonos que hablan con los ojos,
el sístole sin diástole ni dueño.

Lo más ingrato es encalar la casa,
remendar los pecados veniales,
condenar a la hoguera los archivos.

Lo atroz de la pasión es cuando pasa,
cuando al punto final de los finales
no le siguen dos puntos suspensivos…



domingo, 22 de febrero de 2009

Pero a tu lado -Los secretos-


Todo un poema cantado...




He muerto y he resucitado.
Con mis cenizas un árbol he plantado,
su fruto ha dado y desde hoy
algo ha empezado.
He roto todos mis poemas,
los de tristezas y de penas,
lo he pensado y hoy sin dudar
vuelvo a tu lado.
Ayúdame y te habré ayudado,
que hoy he soñado en otra vida,
en otro mundo, pero a tu lado.
Ya no persigo sueños rotos,
los he cosido con el hilo de tus ojos,
y te he cantado, al son de acordes
aún no inventados.
Ayúdame y te habré ayudado,
que hoy he soñado en otra vida,
en otro mundo, pero a tu lado.

jueves, 19 de febrero de 2009

La sonrisa de Eusebio

La que siempre lucía antes de que los bombarderos acabasen con él. La misma sonrisa que le instalaron en la incubadora y que, setenta y dos años después, permanecía intacta aún las grandes dosis de desdichas que diariamente le administraban. Eusebio sabía que el día que dejara de sonreir le mataría el dolor de sus reumáticos huesos, su estómago acusaría la falta de alimento y el cuerpo sufriría la realidad de los grados negativos que apenas mitigaban los envoltorios de cartón de las botellas de cinco litros de lejía.
La mañana del treinta de mayo el cielo de Madrid se cerró, cayeron bombas de intolerancia en sus calles. De entre todas, una alcanzó la sonrisa de Eusebio.

domingo, 15 de febrero de 2009

Otra vez esta Pesadilla


La niña del aparato en la boca guardaba un escorpión vivo dentro de una caja de zapatos, la del traje azul turquesa lucía un par de viscosos caracoles pegados a su cabeza, la de la trenza dorada un zapato de cada color y la que se sentaba en el alféizar de la ventana cargaba una muñeca decapitada con los brazos hacia atrás y el vestido raído. Todas se mantenían con la cabeza gacha, dos de ellas jugaban, las otras dos tan solo se miraban las manos con el interés de quien ha descubierto un tesoro. Sus cuerpos eran delgados hasta la escualidez y la humedad de aquellas paredes fomentaba sus poses encorvadas. Pude adivinar la palidez de sus pieles a través de la maraña de pelo fino y encrespado que cubría la casi totalidad de sus rostros.
El desolador espectáculo me mantuvo un instante parada en la puerta con la mirada perdida en aquellas figuras casi inertes, pero ninguna de ellas se percató de mi presencia hasta que un involuntario carraspeo las despertó de su ensimismamiento y al unísono me devolvieron sus miradas amenazantes que me hicieron reaccionar al instante obligándome a avanzar, acercándome con cautela felina, intentando disimular con media risa la turbación que empezaba a dominarme. A medida que me adentraba en su mundo frío, el aire se hacía más denso y el olor a rancio se tornaba insoportable.
Como si accionase con la última de mis pisadas algún mecanismo oculto en el centro de la sala, las niñas se levantaron de súbito y tras unos segundos de vacilación, dirigieron sus pasos cansinos en la dirección donde yo quedé paralizada. Me pareció que me observaban, pero tres pasos después confirmé que sus ojos no eran más que inexpresivas cuencas vacías. El terror se adueñó de mi voluntad y mis piernas respondieron deshaciendo el poco camino recorrido. Solo cuando mi espalda besó demasiado pronto la puerta cerrada, tuve conciencia de que las paredes se estaban acercando, y que en cuestión de segundos el espacio se había reducido notablemente. Fue entonces, para colmo de mi angustia, cuando las niñas empezaron a entonar una canción ininteligible sin interrumpir su aproximación. Sin poder hacer nada por zafarme, esperé impaciente, sudando olor a miedo, hasta que tuve aquellos rostros espectrales a la altura de mi pecho. Durante unos segundos interminables permanecieron frente a mí, alzando gradualmente la voz, haciendo que el ritmo de sus voces me helara los huesos. Una de las niñas izó su brazo izquierdo con la lentitud de un predador al acecho, y cuando sus dedos enclenques se acercaron a mi rostro cerré los ojos tan fuerte como pude esperando sentir el tacto glacial.


Desperté sobresaltada y con tal desconcierto, que tardé bastante en atinar a pulsar la tecla que silenciaba el estridente aparato que me devolvió a la consciencia. Cuando logré incorporarme todavía me temblaba el cuerpo aunque no era la primera vez que tenía aquella espantosa pesadilla desde que, una semana atrás, me habían comunicado que el expediente de adopción fue resuelto favorablemente. Aquella mañana me duché con agua tibia y tomé una taza de café sin azúcar aún con el albornoz puesto y una toalla envolviendo mi cabeza mientras me concentraba en la idea de que, en apenas dos horas, la paz obligada de mi casa y mi vida sería desbaratada. La ilusión por el encuentro tan esperado me enervó repentinamente, y aunque intenté tranquilizarme, no conseguí más que levantarme sin acabar el café, y acicalarme con la prisa de una novia torpe. Media hora antes de la acordada entré por la puerta principal del orfanato, una menuda mujer uniformada me acompañó hasta una sala desierta. En cinco horas de espera y diecisiete minutos de reloj me anunciaron, con nombre y primer apellido, que la hija que no parí me estaba esperando. Crucé el pasillo con la emoción que me sala las mejillas y entré en aquella habitación sosteniendo el aire en los pulmones. Allí estaba ella, la niña del aparato en la boca, la que guardaba un escorpión vivo dentro de una caja de zapatos.

jueves, 12 de febrero de 2009

Sunscreen

Composición:
Este vídeo contiene; 20 mg. de consejos, 10 mg. de verdad, 12,5 mg. de sabiduría, 18 gm. de optimismo.

Indicaciones:
Tratamiento del desánimo crónico. Dolor de alma y pesimismo inventado.

Contraindicaciones:
Alergia a las buenas vibraciones y a las intenciones positivas.

Precauciones:
En pacientes de riesgo se han manifestado alteraciones en el ánimo y cierta dependencia.

Posología:
Sunscreen se administra vía visual. La posología media recomendada es una vez al día durante los procesos más graves.

Advertencias:
A mí me enganchó hace mucho tiempo, y todavía no me cansa verlo. Ustedes lo disfruten.


lunes, 9 de febrero de 2009

Mi niña

Anoche vino a verme de nuevo. Por momentos tengo miedo a que la intensidad y la rapidez de los latidos que acompañan al bombeo de mi corazón, lo expulsen de mi cuerpo, sin embargo sus visitas aplacan mi angustia y hacen brotar desde algún rincón remoto de mi ser una ilusión lastimosa e irreal. Acercó su carita de ángel a la mía y pude sentir su presencia aún con los ojos cerrados. Los abrí con dilación por el miedo a no encontrarla, pero al fin estaba allí, mirándome atentamente con sus ojitos color esmeralda. Sonrió dulcemente cuando supo que la había visto y alargó su brazo desnudo para rozar mis labios con las yemas frías de sus delicados dedos. Mi lágrimas no tuvieron freno, y las que quedaron rezagadas rodaron sin pausa en el siguiente parpadeo. En el segundo que tardé en abrir mis ojos, Marta volvió a desaparecer, dejando en el aire su inconfundible aroma, mi pecho henchido de dolor y la esperanza de volver a verla.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Esta sí que es la Historia de Amor más corta jamás contada.

Me pregunto cómo será de vacía la sensación resultante de un minuto de amor y cómo de melancólicos los minutos que le seguirán, cómo de triste enamorarte de una mirada que no volverás a ver, de una sonrisa que no volverás a disfrutar...decididamente, ni el amor entre Abelardo y Eloísa, ni el de Romeo y Julieta , ni siquiera el de Pedro I de Portugal e Inés de Castro pueden compararse a la tragedia de enamorarte, en en el vagón atestado de cualquier metro, de una persona desconocida, por el tiempo que tarda en alcanzar la siguente parada.

domingo, 1 de febrero de 2009

Nostalgia



¿De qué se nutre la nostalgia?
Uno evoca dulzuras
cielos atormentados
tormentas celestiales
escándalos sin ruido
paciencias estiradas
árboles en el viento
oprobios prescindibles
bellezas del mercado
cánticos y alborotos
lloviznas como pena
escopetas de sueño
perdones bien ganados

pero con esos mínimos
no se arma la nostalgia
son meros simulacros

la válida la única
nostalgia es de tu piel.



Mario Benedetti.