sábado, 13 de marzo de 2010

Mi querida Rosi...Parte I


La ocurrente madre de Rosa María de las Mercedes, tardó tres meses en decidir tan generoso nombre, tres minutos en adjudicarlo y tres segundos en convencerse de que semejante derroche de imaginación se reduciría en la voz de la gente a un escueto “Rosi”.

Rosi Montes de Villaseca, que tenía nombre de aristócrata y regencia de plebe, nació una original mañana fría de Agosto en el último pueblo de la provincia de Cáceres. Dicen que lo hizo de nalgas, y que el parto duró más de lo previsto, razón por la cual, llegó al mundo con la piel arrugada como una pasa y el color de la mora madura. Los que asistieron a tal evento no se amilanan al admitir que no conocieron recién nacido más feo y deforme, y cuarenta y tres años después del alumbramiento, que el paso del tiempo sólo logró aumentar algo su estatura, mucho su peso y aclarar el color violeta de su piel.

Para mí y mi peculiar gusto, Rosi no era más que una persona de disimulada belleza, pero nada destacable ni demasiado inusual, aunque reconozco que mi indulgente opinión sobre ella tenía mucho que ver con la maña adquirida, porque crecí mirándola y porque la falta de belleza también vivía en el hueco de mi espejo.

Haber compartido con ella año de nacimiento y primer apellido, me adjudicó la obligación escolar de sentarme a su lado en clase de párvulo, y la moral de hacerlo en todos los cursos que le siguieron, que no fueron pocos.
Me adecué con más paciencia que esfuerzo a su agrio carácter, y cuando las sinceras y viperinas lenguas de los compañeros se mofaban de sus defectos a golpe de grito, yo me levantaba el traje a la altura de las rodillas y corría a la velocidad que lograban mis escuálidas piernas. A veces los alcanzaba y les daba tremendo cachete, que por el color y el calor que me dejaba, y la risa que ellos mostraban, suponía que padecía más la palma de mi mano que sus cogotes. A veces no llegaba a cazarlos, porque mi carrera era detenida bruscamente por el maestro de guardia que me sujetaba por un brazo, más arriba del codo, y casi sin poner pie en el suelo, me soltaba en el despacho del director, que resignado, me obsequiaba con el castigo al que me tenía acostumbrada. Era entonces cuando pasaba tres días sin recreo, en el último rincón de la clase, con un bocadillo de chorizo untado en una mano, y con la otra haciendo aspavientos para apartar las molestas avispas que en la época estival se reunían al olor copioso de mi desayuno...continuará

12 comentarios:

genialsiempre dijo...

Estupendo relato que vaticina seguir la senda de otros insignes blogs de Medina, con episodios semanales a cual más ocurrente.
Meno smal que, por un detalle, se nota que no es autobiográfico, así siempre mantendremos la doble incónita de que será de Rosi y que será de la narradora.
Espero con fervor las próximas entregas.

Un beso y un enorme GRACIAS por tu fidelidad a mi blog.

Jose María

Tomasson dijo...

A Rosi le queda un papelón por cumplir pero lo que es la narradora.....habría que beatificarla. Un beso

Buscador de buscadores dijo...

Me gustó mucho el inicio de esta aventura. Parece prometedora.

Un detalle genial el del espejo.

En serio, me recordaste a García Márquez :))

Un placer leerte y ahora... más.

Besos y feliz domingo.

Antonio Fassa dijo...

Precioso Carmen!!! Creo que te has metido en un lío por entregas,jejejeje. Te veo obligada a seguir dando vida a tu Rosi. En cualquier caso gracias por este "veregenal".

Un beso!!!!

Equilibrista dijo...

Pero que bien escribes chiquilla, y no es peloteo facilón... es envidia sana... tenía ganas de leerte un texto más larguito, y de momento he comprobado que te manejas igual de bien que en el ámbito micro... así que espero que sigas que me estaré fijando en lo que haces...

te esperamos en el taller!!

Paco Ramos dijo...

Yo no creo en los sucesores literarios, porque cada uno de nosotros escribe con su propia personalidad y aunque tenga sus referentes a quien seguir siempre hay algo que se hace diferente. Escritores de calidad yo creo que sí los hay, muchos, la lástima es que el mundo literario apueste por el consumismo barato, tras lo que se oculta también los intereses de que la gente consuma un producto que no le va a dar que pensar... pero ese es otro tema.

Me ha encantado tu texto, seguiré la historia todo lo que se prolongue en el tiempo

Pedro Estudillo dijo...

Hombreeee, por fin un relato de más de cuatro renglones. Ya estaba yo dudando de que fueras capaz, pero me has dejao tó tirao con este peazo relato que te está saliendo. Al menos la primera parte promete un montón. A ver como te las apañas con su continuación, espero ansioso.
También te espero a ti para el miércoles.

Besos.

Anónimo dijo...

Al final, al que castigan es al que hace justicia. Cuantas veces me he visto en esas situaciones. Sin preguntar, los adultos nos castigaban, sin saber las causas ni los motivos. Lo único que les importaba es que dejaras de hacer ruido. Que el cacheteado por ti fuera un pringao que se lo merecía, era lo de menos.

Divertido, cómico en cierto modo.

Cuenticiente dijo...

Me gustan mucho este tipo de historias, en las que los recuerdos infantiles, que siempre mezclan momentos entrañables con sonadas injusticias(a nuestra manera de ver)como la que describes en el relato, sobre el castigo de la "defensora". La sencillez y la frescura de las palabras hilvanan una emotiva historia. ¡Sigo atenta!

Ana Márquez dijo...

Tu texto me ha recordado mucho el estilo impecable y el deje de realismo mágico de las obras de García Márquez... Casi ná, niña.

Me quedo a la escucha.
Muacs!!

Ana Márquez dijo...

Por cier, a ver cuándo pones más fotos en Ficlr, que toy que no vivo :-D Qué maravillas, hija...

María Dolores dijo...

Me ha encantado Carmen, es sorprendente como manejas las palabras. Casi he visto las escenas e incluso la cara de Rosi.

Hace bastante que no te leía, pero estoy deseando saber que le va ocurriendo a la protaginista y a su protectora que ya imagino que le queda trabajo.

Y sí, es más largo que otras veces pero chica no por eso pierde la exquisitez.

Pues ya lo sabes en Jerez también hay quien espera tus entregas.

Un beso y gracias por estos mometos tan agradables,

Loli.