sábado, 2 de abril de 2011

Caracol-hombre en París.


Hubo luna llena en París pero no vi ni un solo hombre lobo, ni uno solo. Ni rastro del Denís rodando por los bares del Bulevar, ni alojado en ningún sucio hostal. Sin embargo, a la otra mañana, encontré las calles de París llenas de caracoles humanos que vivían con todo lo que tenían en la vida a cuestas. Hombres y mujeres caracoles sin más cobijo que su propia concha, arrastrados por el suelo buscando hendiduras de sol que les calentase el alma.


Murió el hombre lobo en París. En París sólo quedan hombres caracoles.


6 comentarios:

genialsiempre dijo...

Sí, pero ¿a que valió la pena el viaje?

José ramon Sánchez villalba dijo...

Genial el texto,y por cierto la fotografia es buenisima y el procesado muy hacertado.

Pedro Estudillo dijo...

El contraste es deprimente, pero seguro que más de uno será más feliz que cualquiera de nosotros con tantas cadenas que nos atan a dios sabe qué.
Lo mejor será siempre el poder elegir; ¿habrá alguien que pueda?
Ya me has hecho pensar de nuevo, menos mal que escribes poco.

Un beso.

Manuel dijo...

Encerrados en su propio mundo...

Cuenticiente dijo...

No sé si será la debilidad... o la fortaleza...
La vida lleva y trae; nos creemos que dominamos cada día de nuestra vida, pero nos mentimos.
Somos sólo hojas que arrastra el viento.

El dinero es una m...

Buscador de buscadores dijo...

A más de un caracol humano le he visto el brillo en sus ojos...
...y ha sido cuando me he visto envuelto de nuevo en un problema de causalidad...
Sigamos investigando.
Muchos besos.