Anoche
vi las primeras. Las
noté despistadas. Andaban sin concierto ni comunidad, nada que ver con el orden
preciso al que me tienen acostumbrada. Me dio incluso la sensación de que eran
tímidas, y que más que en busca del paquete de galletas abierto, querían
avisarme de su llegada. Me acosté tranquila, el hombre del tiempo había dicho
que para la semana que viene bajarían las temperaturas y yo leí entre líneas, “y
las hormigas volverán a sus escondites”. Efectivamente, esta mañana ni rastro
de ellas.
Pero el
día tiene muchas horas, yo muchas tareas
y las hormigas que habitan en el esqueleto de mi casa son muy listas;
Esta
noche me las he encontrado ya en perfecta sincronía. Divinamente colocadas, una
detrás de otra, el mismo paso, la misma distancia entre ellas, la misma
dirección y el mismo objetivo. Una línea perfecta de metros que solo se bifurcaba a la vista de dos propósitos distintos, el
cubo de la basura y una partícula semi invisible de jamón dulce de la pizza de
anoche.
Ya no me queda duda de que realmente hoy ha empezado la pesadilla.
Ellas saben
que yo tengo un arma, y yo sé que ganaré batallas pero nunca esta guerra.
5 comentarios:
Hace unos días localicé una exploradora en mi escritorio. Andaba algo despistada sobre la superficie de cristal que cubre el plano de la Provincia de Cádiz que tengo sobre la mesa. Ya ves qué ironía amiguita, una exploradora perdida sobre un plano. La recogí con sumo cuidado con una hoja de papel, y la deposité en un lugar más amable para ella, y lejos de la cocina.
Me alegra leerte por estos lares, que los otros los he puesto en cuarentena durante un tiempo.
¿Sola una?. Se ve que mi casa les parece el Bronx porque aquí no salen solas, mínimo grupo de 20. Jo, esta mañana habían acudido en masa, y lo peor es que todavía no han encontrado comida, para cuando lo hagan, creo que seré yo la que tendré que salir de su residencia de verano. Gracias compi. Me alegro de verte.
Esa anónima soy yo, claro.
Pues sí, empieza la pesadilla. Yo las tengo incluso en el cuarto de baño de arriba, en la cocina ni te cuento. Ya hace algunos años que me rendí a tapar rendijas... es pa ná, encuentras otras o las fabrican. Este año creo que las invitaré a almorzar directamente, para qué andarnos con pamplinas.
Un abrazo sufridora.
Me recuerda un poema que escribí hace tiempo, titulado "Hormigas en el asfalto", quizás porque es el único elemento donde no suelen verse, será por ser negras, claro. ¿Has probado a dejar de comer pizza?, es bueno para la salud y a lo peor bajan las hormigoides
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