domingo, 22 de noviembre de 2009

Vieja Marioneta



He aprovechado el desorden de un imprevisto desacuerdo para salir, ni siquiera he cerrado la puerta para que no se enteren de que me he marchado. Llevo las babuchas de paño y encima del camisón, el primer abrigo que alcancé del perchero, en uno de sus bolsillos encuentro la cartera de mi hijo Julio.
La noche está oscura y callada, como queriendo llorar. Sobre cicatrices asfaltadas arrastro mis pies mientras con la vista registro las calles yermas en busca de un espacio donde reposar mis huesos añejos. Una casapuerta confortable, el cajero de un banco o la portería de un bloque de pisos, es todo lo que quiero encontrar, me da prisa pensar que de nada me servirán estas babuchas de paño si se mojan.

El año pasado ya supliqué no volver a aquel infierno, y ellos me lo prometieron, pero ahora quedan solo días para el buen tiempo y con él, el tiempo de olvidar promesas, de permutar ideas, de mis últimas imposiciones. Ahora son ellos mis padres y yo la niña insulsa que no sabe discernir entre lo que necesita y le conviene. Ironías de la vida, aquellos mocosos que pedían meterse en mi cama, ahora se sienten con potestad para elegir la cama en la que debo meterme yo.

Mientras acomodo mis carnes en ruina sobre la alfombra de un zaguán, me pregunto cuánto tardarán en darse cuenta de mi huída, cuando dejarán de tramar mi futuro para percatarse de que ha desaparecido la vieja marioneta de su juego de adultos.

15 comentarios:

genialsiempre dijo...

Caray!!, que bien retratas la realidad, yo por si acaso inicié esa huida hace unos cuantos años, cuando me dí cuenta de que me podía pasar lo que describes.

José María

Dani7 dijo...

alucinante. Vaya reflejo más claro de la pura miseria humana.
Me dio tristeza leer tu relato.

DEMOFILA dijo...

Hola, Carmen, bonito relato.
En tu entrada hablas de huida, de libertad para decidir, de no dejarse manejar, y, al final, de una persona destrozada, sin cariño, y sin que nadie la eche de menos, es bonita y emotiva, y además muy real, como la vida misma.
Me has comentado a mi entrada, que tú opinas respetando la libertad.
Creo que en tu entrada también se refleja el no poder decidir por uno mismo, el estar manejado por otras personas, y al final, la caida.
Más o menos, ese es el contexto de mi entrada, respetar la vida a los que tienen derecho a nacer, que son manejados por las leyes actuales, y, que al final, terminan con una caida, como en la tuya, pero peor, porque esta caida es la muerte para los que tienen todo el derecho a nacer. Hoy en día hay muchos medios para no concebir un hijo, esto es lo que hay que practicar, y no la pastilla del día después.
Como puedes ver tenemos algunos puntos de vista diferentes, pero, hay que respetar la opinión de todos, y yo respeto la tuya.
Un cariñoso beso, no dejes de visitarme por esa discordancia entre nuestras opiniones, nos comentamos con plena sinceridad, y eso es lo más hemoso que tiene este mundo de los blogs.
Un fuerte abrazo, que pases una feliz semana, volveré a visitarte.

Buscador de buscadores dijo...

Genial, Carmen.

Algún día daremos las mismas caídas que dieron o darán nuestros hijos. Necesitaremos de una mano amiga en la que apoyarnos para dar nuestros últimos pasos, como ellos dieron o darán sus primeros... incluso alguien, tendrá que soportar nuestros berrinches y cambiar nuestros pañales...

Sin duda, ser hijo... te convierte en padre.

Un cálido abrazo, desde el ocaso.

La sonrisa de Hiperion dijo...

has hecho una fotografía exasperante de la realidad... Simplemente tremendo.

Saludos y un abrazo.

María Dolores dijo...

A estas alturas no puedo decirte que me sorprende lo bien que lo haces. Sí, has retratado la realidad, pero con pulso de escritora.

Lo haces realmente bien,

Loli.

José ramon Sánchez villalba dijo...

No es una historia es un dibujo de la realidad. "preciso y triste a la vez"

Narci M. Ventanas dijo...

Triste realidad, muy bien llevada a la palabra, en un entrañable texto.

Te felicito.

Besos

Pedro Estudillo dijo...

Después nos echarás la culpa a los demás de que engordes, pero es que es inevitable decirte que lo haces de maravilla. Me has dejado sobrecogido con tu relato. Pero que conste que yo soy de los que pienso que se recoge lo que se siembra... al menos casi siempre.

Saludos.

Tomasson dijo...

cruda realidad la que reflejas con tus palabras, crueles y reales.Esa es la maldad del ser humano, dar la calle al que te dio la vida. Inconcebible lo que es capaz de hacer alguien con su progenitor.

Un beso

Anónimo dijo...

Bueno, me gusta tu modo de relatarlo. Digno de una buena escritora de renombre, pero lo que cuentas es lo que es. Realidad.
Ni buena ni mala.
La Naturaleza nos dice...Lucha por tus hijos, que tienen la vida por delante. La Naturaleza nos dice...Tus padres vivieron, no malgastes energías en aquello que ha de morir.
Sí, menos hipocresía. Eso es lo que nuestro instinto nos manda. Dejar atrás lo que va a morir.
Otra cosa es lo que la sociedad, la educación, la moral, etc, nos haga hacer.
Estoy harto de las caras que no se miran a sí mismas.
Somos naturaleza, somos fruto de la sociedad.
Cierto psiquiatra me dijo una vez que los hijos tenemos cierta necesidad de ser algo "cabrones" con los padres.

Que cada cual lo tome como quiera.

tusojosmiletra dijo...

muy linda tu narracion...quisas sea una marioneta mas en este treatro sin telon y sin ensayos...muy bueno tus palabras...david.v.

Alfeito.- dijo...

QUe forma tan preciosa de escribir tienes, me ha llegado. Porque precisamente ahora estoy lejos de mi casa, desde hace varios meses. Aunque no huí sin avisar, huí por no querer más estar ahí. Te seguiré..

Geles Calderón dijo...

Uff... tremendo! Se me ha encogido el alma al leerte.

Hago mía la frase que ·Buscador· cuando dijo: "Sin duda, ser hijo... te convierte en padre",
así es y así será.

Relato para meditar, amiga mía.
Besos

Raquelilla dijo...

jajajaja, Jose María ha estao espabilao, desde luego a yo me pido la vejez de tu abuelo, tita, qué marchote que tiene,jijiji.