domingo, 31 de mayo de 2009

Demasiado pronto


-Está dormido- susurró, y su mirada atravesó el cristal que la separaba de toda su desgracia.

-Ojalá- dije, y no pude decir más. Lágrimas ácidas carcomieron mi voz.

Y pensé que treinta y un años eran pocos, demasiado pocos para abandonar. Y me pregunté cuánto se deja por hacer cuando terminas poco después de empezar a intentarlo. Cuántas risas evaporadas, cuántas vivencias malogradas, cuánta gente sin conocer, cuántos lugares sin visitar, cuántas sensaciones sin sentir, cuánta vida sin vivir. Demasiado pronto para detener el camino, sin la oportunidad de elegir, de cambiar el rumbo, de equivocarse, de rectificar, o no. Demasiado pronto para todo.

Por eso, cuando su madre volvió a musitar: -Está dormido-, yo la creí.


En recuerdo de Juan, que emprendió su viaje a ninguna parte demasiado pronto.

martes, 26 de mayo de 2009

La calle Larga


Llovía afuera y yo sin paraguas. Sin importarme la plancha del pelo recién hecha, salí corriendo por la calle Larga hasta la estación. Allí me resguardé del chaparrón debajo de un techo roto de uralita y esperé como cada tarde. A las seis y doce bajaba del tren, buscando con la mirada a alguien que no era yo. Tardaron en encontrarse lo que en disolverse en un abrazo y pasaron por mi refugio comiéndose a besos.

-Mañana no vuelvo- me dije, pero al otro día me pregunté de nuevo qué pasaría si hoy sí me buscase a mí. Me pinté los labios del rojo que a él le gustaba, me coloqué nuestro anillo de bodas, y salí corriendo por la calle Larga.

domingo, 24 de mayo de 2009

Sin ti, Sin mí -Ricardo Arjona-



Qué el hace el sexo en Internet
el pudor en la vedette
qué hace un Porsche en Tel Aviv
un pigmeo en un iglú
una duda en un vudú
qué hace Frida sin sufrir

Si así como quién no quiere la cosa
más fácil dispara rosas un misil,
que tú un quizás.
quien me manda a ser adicto de tus besos
si la luna no es de queso, ni tu boca souvenir.

Qué hace un casto en un motel,
qué hace un genio en un cuartel
y que estás haciendo tú, sin mí

Qué estás haciendo tú,
qué estoy haciendo yo
subastando en el mercado
besos tan improvisados
con despecho al portador.

Qué estás haciendo tú,
qué estoy haciendo yo
malgastando en cualquier cama
lo que se nos de la gana
pa' vengarnos de los dos.

Qué hace un lunes en verano
un judío sin paisanos
y qué estoy haciendo yo,
sin ti...

Qué hace un hippie en la oficina
una orca en la piscina
una monja en carnaval
qué haces tú cuando estás sola
chapuceándote en las olas de un pasado que pasó

Qué hago yo cuando el domingo es por la tarde
y el campeón se hace cobarde y pregunta dónde estás
ya no estoy para los versos de Neruda
si en mi cama no figura ni un buen beso de alquiler

Qué hace el Louvre sin Mona Lisa
un nudista con camisa
y qué estoy haciendo yo sin ti

Qué estás haciendo tú,
que estoy haciendo yo
subastando en el mercado
besos tan improvisados
con despecho al portador

Qué estás haciendo tú,
qué estoy haciendo yo
malgastando en cualquier cama
lo que se nos de la gana
pa' vengarnos de los dos

Qué hace un 30 de febrero
que hace un rey sin heredero
y que estoy haciendo yo... sin ti.

jueves, 21 de mayo de 2009

Extraños


-¿Te acuerdas de mí?.
-Claro que me acuerdo- le dije -no has cambiado nada.

Me levanté de la cama y di dos besos a aquel desconocido. No era la primera vez que mentía, lo hacía desde que supe del beneficio de llevarles la corriente; un “me acuerdo”, “lo sé”, o un “claro que sí”, y la gente sonreía, se tranquilizaban y todo volvía a la normalidad. La señora que siempre me acompañaba se acercó a mí, posó una mano en mi hombro izquierdo y me acarició la mejilla derecha con la otra, sonreí.

-Está mejor- dijo dirigiéndose al nuevo visitante -Al fin ha recuperado la memoria.

lunes, 18 de mayo de 2009

Como si fuéramos Inmortales -Mario Benedetti-




Todos sabemos que nada ni nadie habrá de ahorrarnos el final
sin embargo hay que vivir como si fuéramos inmortales
sabemos que los caballos y los perros tienen las patas sobre la tierra
pero no es descartable que en una nochebuena se lancen a volar

sabemos que en una esquina no rosada aguarda el ultimátum de la envidia
pero en definitiva será el tiempo el que diga dónde es dónde y quién es quién

sabemos que tras cada victoria el enemigo regresa buscando más triunfos
y que volveremos a ser inexorablemente derrotados vale decir que venceremos

sabemos que el odio viene lleno de imposturas
pero que las va a perder antes del diluvio o después del carnaval
sabemos que el hambre está desnuda desde hace siglos
pero también que los saciados responderán por los hambrientos

sabemos que la melancolía es un resplandor y sólo eso
pero a los melancólicos nadie les quita lo bailado
sabemos que los bondadosos instalan cerrojos de seguridad
pero la bondad suele escaparse por los tejados
sabemos que los decididores deciden como locos o miserables
y que mañana o pasado alguien decidirá que no decidan

sintetizando / todos sabemos que nada ni nadie habrá de ahorrarnos el final
pero así y todo hay que vivir como si fuéramos inmortales


Mario Benedetti.

lunes, 11 de mayo de 2009

Carta de Amor en un Edificio en LLamas.

Mi Amor;
Te he esperado cuanto he podido, pero ya es la tercera vez que piden nuestro desalojo. El hueco del ascensor ya es un pozo de flamas, el humo empieza a inundar el pasillo y a infiltrarse por debajo de la puerta, tengo que irme.
Ojalá pudieras leer esta carta, sólo saber que estaré de alguna manera contigo en los últimos momentos me aligera la carga de este injusto final.
Quiero que al menos estas letras te hagan la compañía que yo, por primera vez te he negado y te recuerden, en todo momento, lo especial que siempre has sido para mí.

Espero que me entiendas y puedas perdonar mi cobardía, solo Dios sabe que lo he intentado de todas maneras, casi caigo la puerta del baño a golpes y tú sólo me has respondido con un desesperante “ ya voy”. Me marcho cargando con el peso de la culpa por no convencerte de que para desalojar el edificio no necesitabas retocarte.


Siempre tuyo;

Carls Sonazo.

jueves, 7 de mayo de 2009

El colmo de la Crisis.

Lo mejor sería ir a por el destornillador” y tenía razón, aquel enjambre de maderas disparejas no tenían más remedio que un destornillador que las organizara. Yo ya le propuse comprarla hecha, pero no hubo manera de convencerlo, incapaz de atender razones cuando de dinero se trata. Bajé con reparo a por la caja de herramientas y al entrar al sótano un hedor insoportable me produjo arcadas. Con los dedos tapándome las fosas nasales busqué entre la marabunta de trastos un destornillador plano, y en cuanto lo tuve salí corriendo escaleras arriba hasta la puerta del salón; “Cariño, tendrás que darte prisa, tu madre empieza a oler mal