domingo, 20 de junio de 2010

Benditas cabezaítas

La "cabezaíta" es el estado de placer momentáneo más natural e inofensivo que conozco (bueno, se conocen otros pero hoy es el momento de la cabezaíta).

Empiezan las piernas a hacerse pesadas, se destensan los músculos, se caen los brazos, los ruidos se hacen lejanos, murmullos si acaso. El bienestar se va instalando poco a poco en todos los huecos, se cae el cuello, se van hilvanando los párpados, se cosen dos milésimas después...y en cuestión de segundos nos aborda un sueño placentero que nos pasea por el paraíso entre flores aromáticas de mil colores techadas por un cielo azul princesa, sin importarnos donde estemos, quien nos mire, o si nos roban las baratijas que estamos vendiendo.
Pasado un minuto, ni más ni menos, algo que no sabemos nos despierta con violencia y se descosen los párpados, se levanta el cuello, nos inunda el desasosiego de habernos dormido, los ruidos se hacen cercanos, molestos, se tensan los músculos. Y es entonces cuando miramos a todos lados importándonos ahora quien nos mira y quien nos habrá mirado, y consultamos el reloj, y nos preguntamos ansiosos si nos habrán robado alguna baratija.

21 comentarios:

Paco Ramos dijo...

y lo gracioso que es cuando abres los ojos y todo el mundo te mira sonriendo maliciosamente y piensas... habré roncao? jajaja

genialsiempre dijo...

Quilla!, que bien descrito, ahora cada vez que me entre el sopor me acordaré de este texto y seguro que me despeja

Unknown dijo...

Eres una maravilla describiendo instantes tan naturales en el ser humano. Los haces, tú, únicos en su especie.Tienes la sensibilidad de quedarte con lo esencial del instante y el don de transmitirlo.
Ya te echaba de menos.
Leerte es un placer tan intenso o más que esas siestas de minutos que nuestro cerebro celebra alegremente.
besos.

Anónimo dijo...

Lo que no sé es cómo tienes los h....de hacerle una foto a este hombre en ese estado.

Con la pinta de bruto que tiene el tío, si te ve, te corre a latigazos.
Sin ir más lejos, ayer estaba en un parque y vi un perro muy gracioso bañándose en una fuente a 1 metro y medio de mí. Me puse a enfocarle y de repente escucho: ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
Vamos, como si estuvieran matando a alguien, menudo grito.
Era la dueña, de unos 22 años que me increpaba por intentar hacerle una foto a su perro. Y ella, se encontraba a dos metros escasos de mi, como te lo digo.
No hacía falta que me chillase así. Todo el mundo se quedó mirando como si le fuera a hacer algo al perro o a ella.
Le dije que no le iba a pegar un tiro al perro, pero no veas la que me montó. Me callé y allí me quedé más sentado de lo que ya estaba.
Por eso te digo, que ya hay que tener narices...

Uys...acabo de comer y me está entrando un sue......zzzzzzzzzzzzz.

Dani7 dijo...

como una siesta ni hablar, un placer que has descrito muy bien.

Por cierto, me acuesto ahora mismo

Carmen dijo...

Al final me veo como el Jimmy Jump, pidiendo colaboraciones dinerias para pagar la multa...espero vuestro apoyo en ese caso...

Gracias a todos por vuestros comentarios.

Anónimo dijo...

!!qué buenas cabezaitas nos hemos dado!!!Fita

Cuenticiente dijo...

Víctor, vaya escena... ¡Menuda pajarraca la mujer aquella!. Yo también he pensado lo mismo al ver la foto del buen señor, la verdad es que tu sensibilidad fotografa te hace correr riesgos. Pero él siguió su sueñecito, ¿no?.
Excelente texto, Carmen, digo como Ana. Leerte es maravilloso, y se te echa de menos niña.
Lo que diría respecto a las cabezaditas es que es más fácil caer en ellas cuánta más años tienes, ¿a que sí?.
Con veinte años, a las cuatro de la tarde estaba con los ojos como platos en clase de historia del arte. Ahora...con los ojos como platos porque mis niñas no me dejan la cabezadita, jaja, qué cosas...

Alinando (Antonio Díaz) dijo...

Antonio Gala decía que echaba la siesta del obispo, se sentaba con algo en la mano y cuando oía el sonido del mismo al caer al suelo se terminaba la siesta. Este señor (que pa mí no tiene pinta de bruto, a saber qué tipo de vivencias le hicieron terminar vendiendo baratijas) debería hacer lo mismo, coger un sonajero en la mano, despertarse al dejarlo caer o incluso venderlo si se le antoja a algún viandante. No temas fotografiar a nadie en la calle, tu respeto hacia los demás es elocuente. He disfrutado con tu descripción, tan sencilla y hermosa al mismo tiempo, como siempre.

Anónimo dijo...

Pues es verdad, Alinando.
Ahora que le miro bien, no tiene tanta pinta de bruto. Quizá es que todavía estoy algo consternado por el grito que me pegó aquella energúmena ayer.
Pero...tengo que discrepar con eso de no temer fotografiar a nadie en la calle.

El derecho a la propia imagen aparece regulado en la Ley Orgánica 1/1982 de de 5 de mayo, de Protección Civil del Derecho al Honor, a la Intimidad Personal y Familiar y a la Propia Imagen.

Esta ley establece que para la toma de imágenes de una persona será necesario su consentimiento expreso (art. 2.2). Con expreso no necesariamente se refiere a escrito, pues una persona que mira a la cámara y conoce y es consciente de la toma de la fotografía se deduce que consiente a la realización de la misma.

Por lo tanto, como regla general no puede fotografiarse a terceras personas.


En fin, que a mí me encantan los robados, pero no me atrevo a ponerlos en la red.

Carmen dijo...

Ojú Victor, no barruntes problemas. Mira, he leído mucho en cuanto a la publicación de fotos robadas, y si cierto es que no es del todo legal, también es cierto que hay muchas lagunas legales que hacen que no esté totalmente claro el tema.

En mi defensa tengo que alegar que la difusión de esta foto es pequeña; mis lectores del blog y algún despistado más que entre sin saberlo, y mis compañeros del flickr, esta foto no va a ser utilizada para exposiciones, ni para anuncios, ni para colgarla a tamaño gigante en la puerta del corte inglés anunciando la moda primera-verano. Por otro lado no hay ningún ánimo de lucro, utilizo la imagen sólo como ejemplo didáctico sobre la cabezaíta andaluza, y hasta ahí mis intenciones. Por último, creo que no es una foto ofensiva, ni desagradable, de hecho seguro que este hombre está todas las tardes dando su cabezaíta en el mismo sitio, no estoy desvelando un secreto ni atentando contra la intimidad de nadie. (tampoco se me ocurriría meter la cámara dentro de una habitación por la ventana por fotografiar a un dormido en su sofá).

No sé las ganas de broncas que tiene la gente, pero a mí me ha pasado, lo de ser protagonista de una foto robada, y nunca me dio por denunciar, a lo sumo la sorpresa y la pregunta..."mira, cuando me han hecho a mí esta foto que no me he dao ni cuenta"?, y no hace mucho también vi la foto en primer plano de mi abuelo paseando por la plaza de Medina, y nada, se la enseñé y punto y ahora ando loca buscando la foto, pero por el recuerdo no por que quiera emprender acciones legales.

Yo creo que una foto si se hace con educación y sin ánimo de ofender no debería estar prohibida, de hecho, las fotos robadas son las más simpáticas, tiernas y humanas que el fotógrafo guarda en en la memoria de su cámara.

En fin...a ver si todo este rollo me sirve en el juzgado...

Gracias a todos, incluído a ti, Victor, que me has quitado el sueño.

Anónimo dijo...

Carmen, estoy absolutamente de acuerdo con todo lo que dices. Y pienso que nadie se va a meter contigo o conmigo por poner una foto suya en internet.
Simplemente que yo soy un "cagao" literal con estas cosas y no me gusta hacer nada que sea ilegal. Pero claro, la ley tiene tantos matices y es tan difusa, que al final el que decide es el juez, el que interpreta.
A mí jamás se me ocurriría denunciar a nadie por poner una foto mía en internet. En todo caso podría pedirle que la quitase, por favor. Pero hay gente, y la conozco personalmente, que denunciaría a su madre por cualquier cosa. Ahí está el problema.
A mí me encantan los robados, pero me limito a poner aquellos en los que la persona no pueda ser identificada fácilmente, o como dice la ley, forme parte de un conjunto y el sujeto no sea el objeto principal a resaltar. También algún espectáculo público, como es el caso de la foto que tengo en mi blog sobre fotografía.

En fin, que pasa de lo que yo te diga, de verdad. Es sólo una opinión personal acerca de mi conducta en referencia a lo que yo interpreto en la ley.

¿Qué va a pasar?

Pues nada, absolutamente nada. Por muchos motivos, entre ellos, los que tú cuentas.

Hice este comentario en relación a la seguridad con que Alinando te animaba a seguir haciendo fotos en la calle. Sólo quise decir que no es tan seguro como parece. Ya te digo que a mí me llamó ayer la atención un guardia civil por fotografiar un edificio en el que ni siquiera había un letrero que lo identificase. ¡Yo qué iba a saber! Pues sí, un G.C. vestido de uniforme. Y eso que he leído por ahí que puedes hacer fotos a cualquier edificio si las haces desde el exterior.

Carmen...¡Todos a la cárcel!, salvo El Rafita, los de la trama Gürtel, y el resto de verdaderos sinvergüenzas de este país.

Que no me entere yo que estas cosas te quitan el sueño.

Un beso.

Pedro Estudillo dijo...

A mí mi pillas recién espabilado de una de ellas; no sabes lo agustito que me he quedado. Has descrito esa sensación como los ángeles.

Un beso.

DEMOFILA dijo...

¡Que bien descrito!, ni viviéndolo lo hubiese sentido tan intensamente.
Es puntualmente lo que se siente cuando das una cabezada.
El otro día en la playa, me pasó justamente lo que describes en tu entrada, tumbada en la hamaca (no sentada), lógicamente, más cómoda), pero sentí lo mismo, cuando desperté, miré para todos lados porque tuve la sensación de que había roncado un poco, de lo profundamente que dí la cabezadita.
Una entrada estupenda, Carmen, felicitaciones.
Un beso muy grande de esta amiga bloguera que hace mucho que no te visita.

Buscador de buscadores dijo...

Vaya, has bordado un vídeo que encaja a la perfección con su último fotograma, a modo de fotografía.

Magnífica descripción de ese mal tan placentero que nos aqueja a diario por estas tierras sureñas.

Por cierto, se me antojó como el bostezo: a estas horas y como de costumbre, me ha dado un brote !!!

Me alegro mucho de volver a leerte.
Felices siestas...

...Y besos.

Geles Calderón dijo...

Yo estoy a punto de hacer plof... de un momento a otro, sobre algún sofá de mi tienda... ufff... estoy matá!

Buen relato, muy descriptivo, amiga Carmen.

Un besazo.

DEMOFILA dijo...

Hola, Carmen, ¡Que alegría verte por mi blog después de tanto tiempo!.
No es fería en mi pueblo, la feria fue en el mes de junio, en la que le hice una entrada al patrón de mi ciudad San Bernabé, éste es mi sentir gitano, como buena andaluza y malagueña.
Un beso muy fuerte de esta amiga que se ha alegrado mucho de verte por su blo, hasta pronto.

Ana Manotas Cascos dijo...

Que buena la foto, y que lujo de siesta.

DIÁDOCO dijo...

¡Que buena hilación del desarrollo de toda la descripción del momento de la cabezadita que se nos hace sueño en el minuto en que lo leo!.
Gracías por el sueño reparador.

María Dolores dijo...

Pues ya llego un poco tarde y me suscribo a los comentarios que te han hecho, si acaso volver a alabar tu forma de describir y la originalidad del tema, tan frecuente pero tan poco tratado en la escritura. Si esto fuera por puntos del uno al diez yo te pondría un veintidós por ejemplo.

Bordado!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Loli.

DAVID dijo...

Se llama Enrique y es en la calle comedias de Córdoba, yo lo conozco, jajaja, no podré volver a mirarle sin acordarme de esta foto. Genial!!