Creo que las cenas me hacen daño, al intentar dormir últimamente sólo consigo extrañas pesadillas. Sueño que vivimos en el siglo XXI y que el progreso ha llegado a nuestras vidas. No os riais, pero creo ver hasta hombres comprar pasajes a la luna y regalar estrellas. Al despertar todo vuelve a su sitio, el progreso del siglo XXI se disuelve en mi almohada, de nuevo la realidad del tiempo en que vivimos, el siglo donde aún hay mujeres en el mundo que están condenadas a vivir ocultas debajo de un burka, mujeres con un futuro hipotecado, con un marido impuesto al que les deben total entrega y obediencia. Mujeres carentes de derechos, constantemente juzgadas, expuestas siempre a maltratos inhumanos.Entre otras injusticias, esta es una de las que me hace volver a la realidad cuando sueño con el progreso.
Y aquí un testimonio desgarrador de una de esas mujeres que ven la vida a través de su celda de tejido.




