lunes, 30 de marzo de 2009

Debajo de un Burka

Creo que las cenas me hacen daño, al intentar dormir últimamente sólo consigo extrañas pesadillas. Sueño que vivimos en el siglo XXI y que el progreso ha llegado a nuestras vidas. No os riais, pero creo ver hasta hombres comprar pasajes a la luna y regalar estrellas. Al despertar todo vuelve a su sitio, el progreso del siglo XXI se disuelve en mi almohada, de nuevo la realidad del tiempo en que vivimos, el siglo donde aún hay mujeres en el mundo que están condenadas a vivir ocultas debajo de un burka, mujeres con un futuro hipotecado, con un marido impuesto al que les deben total entrega y obediencia. Mujeres carentes de derechos, constantemente juzgadas, expuestas siempre a maltratos inhumanos.
Entre otras injusticias, esta es una de las que me hace volver a la realidad cuando sueño con el progreso.

Y aquí un testimonio desgarrador de una de esas mujeres que ven la vida a través de su celda de tejido.


martes, 24 de marzo de 2009

La huida


Cerré la puerta despacio, sin hacer ruido, casi conteniendo el aire para no despertar a la bestia que dormía en algún rincón de aquella casa, y cuando me aseguré de que no se oirían mis pasos, corrí sobre la hojarasca seca de aquel oscuro bosque como alma que lleva el diablo. Ya le había advertido en muchas ocasiones mi necesidad vital de desprenderme de él si no pretendía volverme loca, y como respuesta obtuve siempre más de lo mismo; que si jamás regresarán los que más he querido, que si ya no volveré a ser la misma, que si todo era mejor antes. Aquella noche me armé del valor alimentado por la furia de los años perdidos, y sin parar de correr, grité a pleno pulmón ¡Hasta nunca maldito recuerdo!

miércoles, 18 de marzo de 2009

Si supiera escribir versos...

Si supiera escribir versos podría desmenuzar la parte más sombría de mis pensamientos, podría explicar esas inexplicables emociones que a veces me apresan, escribir sobre esos sentimientos que aún no tienen nombre. Seguro que si supiese escribir poemas, sabría encontrar las palabras adecuadas para describir lo que hoy encuentro indescriptible.
Por más que lo intento, mi cabeza no logra más que murmurar ideas abstractas, y mis manos en respuesta sólo pueden balbucear en un mar de dudas unas historias que no me pertenecen, unas emociones que no siento.
Porque aún no lo logro, no tengo más remedio que dejar que ocupen mi espacio quienes sí tienen esa destreza.
Aquí os dejo un poema de Jovellanos que describe con gran maestría el sinsabor del amor no correspondido. Ustedes lo disfruten.



[SONETO PRIMERO]
A CLORI

Sentir de una pasión viva ardiente
todo el afán, zozobra y agonía;
vivir sin premio un día y otro día;
dudar, sufrir, llorar eternamente;

amar a quien no ama, a quien no siente,
a quien no corresponde ni desvía;
persuadir a quien cree y desconfía;
rogar a quien otorga y se arrepiente;

luchar contra un poder justo y terrible;
temer más la desgracia que la muerte;
morir, en fin, de angustia y de tormento,

víctima de un amor irresistible:
ésta es mi situación, ésta es mi suerte.
¿Y tú quieres, cruel, que esté contento?




Gaspar Melchor de Jovellanos

martes, 10 de marzo de 2009

El intruso


Nos revolvía el pelo con cara de contento, enfatizando una supuesta alegría por vernos, sin imaginar que, lejos de conquistarnos, a mi hermano Pablo y a mí ese disfraz nos representaba la pose de un payaso prejubilado por depresión congénita. Y es que nunca logramos reprimir nuestra indignación ni entendimos jamás por qué aquel hombre, que no conocíamos, se había adueñado de mi parte derecha del sofá, del mando, y de la media cama donde antes dormía papá. Una noche Pablo tuvo una idea, y yo le seguí. Mamá desde entonces siempre está llorando, no sé por qué, si al fin ha vuelto todo a la normalidad.

domingo, 8 de marzo de 2009

Milonga del Moro Judío

Sin fronteras, sin religiones, sin razas ni colores, que nada nos distinga, ni nos separe, ni nos enfrente... Esta noche volveré a soñarlo.



Por cada muro un lamento
en Jerusalén la dorada
y mil vidas malgastadas
por cada mandamiento.
Yo soy polvo de tu viento
y aunque sangro de tu herida,
y cada piedra querida
guarda mi amor más profundo,
no hay una piedra en el mundo
que valga lo que una vida.

Yo soy un moro judío
que vive con los cristianos,
no sé que Dios es el mío
ni cuales son mis hermanos.

No hay muerto que no me duela,
no hay un bando ganador,
no hay nada más que dolor
y otra vida que se vuela.
La guerra es muy mala escuela
no importa el disfraz que viste,
perdonen que no me aliste
bajo ninguna bandera,
vale más cualquier quimera
que un trozo de tela triste.

Y a nadie le dí permiso
para matar en mi nombre,
un hombre no es más que un hombre
y si hay Dios, así lo quiso.
El mismo suelo que piso
seguirá, yo me habré ido;
rumbo también del olvido
no hay doctrina que no vaya,
y no hay pueblo que no se haya
creído el pueblo elegido.